Nuestra historia comenzó cuando, en 1850, el párroco de Virelles, el abad Jean-Baptiste Jourdain y el Príncipe de Chimay, Joseph de Riquet de Caraman, les confiaron una misión a una decena de monjes de Westvleteren: instalarse sobre las altas mesetas de Scourmont con el objetivo que siguen persiguiendo hasta el día de hoy: «ayudar a la región de CHIMAY».

Para ello, decidieron producir cerveza en base al agua que la naturaleza les ofrecía en abundancia sobre esas mesetas pantanosas. Seguidamente, crearon los quesos…

Y esta historia, se la debemos igualmente a los hombres y mujeres que han trabajado y que siguen trabajando para perpetuar esos conocimientos ancestrales, respetando las reglas de Chimay.

Una historia próspera que ha seguido durando por muchos años, basada en sólidos valores sociales y medioambientales, y que sigue siendo tan actual como siempre.